Todo el día en la calle, camine cuadras y cuadras por mac-iver y huérfanos, como si esto fuera poco, cruce hasta llegar a la feria del santa lucia por si había algo con que poder entretenerme. Ya cansado de ser un callejero me fui a mi casa.
Me subí al metro, bien seguro en el pasamanos hasta llegar a mi estación.
Ahí me baje y tome la micro. Pasaron veinte minutos y no me di ni cuenta cuando estaba en la puerta de mi casa.
Saque las llaves, abrí la puerta y ya estaba sentado disfrutando del mejor pollo con arvejas. Otra vez no me las lave...
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